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viernes, agosto 10, 2007

Déficit de innovación acentúa atraso de países pobres

A pesar del alza de las inversiones occidentales, la globalización no ha traído los avances tecnológicos suficientes para sacar a los países menos desarrollados de la miseria.


La Nación, viernes 10 agosto 2007

Maguy Daypar


La ciencia, la tecnología y la innovación no son un lujo, sino una necesidad para los países menos avanzados (PMA). Pero el último informe anual sobre esos Estados, publicado el jueves 19 de julio por la Conferencia de las Naciones Unidas (ONU) sobre el Comercio y el Desarrollo (Cnuced), constata que su apertura al comercio internacional no ha desencadenado los avances tecnológicos necesarios para sacarlos de la pobreza.

Según la Cnuced es precisamente en el ámbito del conocimiento, elemento clave del crecimiento de la competitividad y de la conquista de los mercados mundiales, que estos cincuenta PMA -una treintena están en África- siguen siendo los más desamparados. “Si los PMA permanecen apartados de esta evolución, estarán cada vez más marginalizados en la economía mundial, donde la competencia depende de manera creciente de los conocimientos en lugar de las ventajas comparativas estéticas obtenidas de los recursos naturales”, precisa Habib Ouane, director de la sección de la ONU sobre los PMA.

Las importaciones de máquinas o de nuevos materiales, que le permitirán a las empresas locales modernizar su sistema de producción, han tenido una desaceleración durante los últimos 25 años. Entre 2000 y 2005, los PMA importaron el equivalente a apenas 18 dólares de bienes de equipamiento por habitante, contra 207 dólares para los otros países en desarrollo. A pesar del flujo de inversiones directas extranjeras (IDE), esos países permanecen anclados en la producción de artículos bélicos con débil valor agregado que requieren una mano de obra poco calificada. Entre 2000 y 2005, las IDE en los países pobres fueron tres veces más elevadas que durante los diez años precedentes, pero no sobrepasan sin embargo el uno por ciento de los flujos mundiales.

Fuga de cerebros

Además, las inversiones siguen siendo poco diversificadas en el plano geográfico: Angola, Chad, Guinea Ecuatorial y Sudán, productores de petróleo, concentran sólo entre ellos más de la mitad de las IDE. Las sociedades transnacionales europeas o estadounidenses implantadas en esos países funcionan “como enclaves y establecen pocos lazos con las empresas locales”, destaca el informe. Caracterizadas por una fuerte intensidad en capital, las actividades de extracción minera en África de estas sucursales extranjeras, que exportan materias primas no transformadas, tienen un débil impacto en el empleo.

En cuanto al incremento de las IDE en el sector del vestuario en Asia, está acompañados por un crecimiento del empleo y de las exportaciones sin desarrollo de las capacidades tecnológicas de las empresas. “La falta de imbricación en la economía nacional hace que la confección en los PMA sea tributaria de la existencia de condiciones preferenciales de acceso a los mercados”, precisa la agencia de la ONU, destacando que éstas puedan desaparecer de un día para otro.

Los autores también están preocupados por la aceleración de la fuga de cerebros. La emigración de la mano de obra diplomada de esos países es tanto más perjudicial cuanto los recursos en capital humano calificado son poco abundantes. El informe deja en claro que en los PMA hay 94,3 investigadores por cada millón de personas, contra 313 en los países en desarrollo y 3.728 en los países ricos.

La Cnuced reconoce que, en el marco de los programas de ajustes estructurales establecidos por los socios capitalistas y destinados a preservar los equilibrios macroeconómicos, los PMA no han sabido negociar flexibilizaciones con el fin de preservar su potencial de creatividad. En efecto, los gobiernos locales no gastan más del 0,3% de su Producto Interno Bruto en investigación y desarrollo, contra 0,8% en los países en desarrollo y 2,4% en lo países ricos.

Sin embargo, las responsabilidades son compartidas. Los países desarrollados no han sabido establecer para los PMA las recetas que aseguran el éxito de su propio crecimiento, deplora Ouane. En estos últimos 25 años, 3,9% de los préstamos del Banco Mundial estaban destinados a proyectos científicos o tecnológicos para países de medianos ingresos como Indonesia o México. Entre los más pobres, sólo Bangladesh pudo beneficiarse.

Le Monde

The New York Times Syndicate